Chico diez

Para que no crean que hablo con el resultado puesto, vamos a ir anticipando las promesas antes de sus partidos, para que después de verlos en acción opinen acá.

Ahora viajamos a Sudamérica, hasta las riberas del Río de la Plata, para encontrar a quizás uno de los pocos y últimos enganches naturales del fútbol.
Ignacio González, de 28 años de edad, por fin ha encontrado su espacio en la Celeste del "Maestro" Tabárez, cargando con la responsabilidad de crear juego en el equipo. Y sí que tiene el suficiente carácter para ello, con una dosis de liderazgo que le ha servido a Danubio, uno de las nuevas potencias en la liga de su país, coronándose campeón un par de veces, con el galardón al goleador del campeonato en una de ellas, demostrando su capacidad goleadora.

Una especie moderna de Juan Román Riquelme, tiene toques sutiles entre líneas que dejan desairadas a las defensas, en combinación con una visión digna de un distinto, cómo la mayoría de los que ocupan ese puesto. Con la pelota por el piso, distribuye el juego de Uruguay, imprimiéndole toques de calidad con un regate endiablado, listo para asistir a dos de los grandes goleadores de Europa: Luis Suárez y Diego Forlán.

Luego de sus logros a nivel nacional, tuvo un par de temporadas frustrantes que lo alejaron de los focos de los clubes más poderosos, con unas Eliminatorias y Copa América infructuosas, que le quitaron la chance de seguir representando a su país.
Pero al poco tiempo, decidió volver a empezar de abajo, llegando al venido a menos Newcastle, dándose un verdadero festín en la First Division para ascender y devolver al club inglés al lugar que pertenece. Poco tiempo tuvo que pasar para que Tabárez devolviera su confianza en él, y le entregara el control de su Selección, la cual dirige al ritmo futbolístico de un típico enganche, de los que ya no quedan casi.